se pasa lo que dura la mañana,
cuando amanece toda ilegible
la esperanza con más desgana.
Como denso tedio espeso
se pasa lo que dura la tarde,
cada hora se torna de eso
muy frío que ni ilumina ni arde.
Como silencioso pitido agudo
se pasa lo que dura la noche,
recuerdo constante y desnudo
de mis pintas de bobo fantoche.
Como furiosa bestia de carga
se me va lo que duran los días;
lentas jornadas demasiado largas,
trenes que van sin ir por vías.