domingo, 4 de marzo de 2012

We are fortune's fools



I

Una bienvenida con brazos abiertos
a lo más hermoso, a lo más complicado:
después de peregrinar por los desiertos
se llegó a la Tierra de los Condenados.

Esta es la Tierra de los que tienen hambre
y del banquete no pueden probar bocado;
la Tierra fértil rodeada de alambres
que nos separa a cada uno a un lado.

la Tierra de las larguísimas distancias,
de la corta e inalámbrica alleganza,
de las bellas y frequísimas frangancias,
de la muy fina pero fuerte esperanza.

Esperanza no había y ahora rebosa
encima de un vaso que creí colador.
Esa noche nos bendijo La Madre Osa
y el frío marino se tornó en calor.

II

"Evita que vuestras miradas se rocen
o acabarás tú nuevamente chalado"...
pero es la Tierra de los que se conocen
de toda la vida sin haberse hablado.

El lubricante más floral y espontáneo,
misterio de los misterios de hotel,
le hizo al pobre chico devanarse el cráneo
para saber quién la quería además de él.

La curiosidad mató al idiota amante
que quiso ser un gato cuando era perro,
mula de carga y no Caballero Andante...
Muchacho, estás como un puto cencerro.

Querer huir le hizo dar la vuelta al mundo
hasta volver a la mirada que evitaba.
No puede evitarlo ya ni un segundo;
al pensar en ella se le cae la baba.

III

Las canciones que recordarán los dos,
el viento entre las cuerdas de las guitarras,
emociones con complejo de yoyós,
los brindis hechos con ojos y no jarras.

Tus postres de tiramisú de limón,
versiones cálidas cantadas con coro,
los cerebros dándonos el sermón,
tus declaraciones tejidas con oro.

Te sentiste pequeña ante la inmensidad
de la risa de un dios diestro en el humor,
pero hay que reconocer esa verdad:
así funcionan los asuntos del amor.

Chica, no calientes demasiado tus sesos,
no pidas explicaciones a la razón.
Lo que niega tu mente lo afirman tus besos.
La lógica no manda sobre el corazón.

IV

Me da igual la Tierra de los Hambrientos,
la del Agua Hasta Donde No Se Hace Pie:
nadaré entre todos los más fuertes vientos,
nací alimentado y te alimentaré.

Me da igual si esta es la Tierra Alambrada.
Para saltar, romper y cortar los cables
no necesito herramienta ni granada,
me basta únicamente con que me hables.

Me dan igual las larguísimas distancias,
las caminaré yo mismo con mis pies.
Me da igual si estás en Roma, Francia,
China, Madagascar, La Luna o Bucarest.

Cariño, eramos como un buen par de guantes
la noche que todo no hizo más que empezar,
nos convertimos en dos grandes gigantes
allí abrazados... en la orilla del mar...