Igual que estalla la botella de cristal
que lleva mucho tiempo en el hielo.
Igual que se derrumba, como es natural,
la montaña cuando pincha el cielo.
Igual que explotan los depósitos de gas
cuando pasan horas jugando con fuego.
Igual que cuando coges la puerta y te vas
sin haberme dicho siquiera hasta luego.
Así parecido a callarse una verdad,
se te inflama la voz y la garganta;
Similar a la cocina, bestialidad,
de un imitador de don Carpanta;
Es bruta como granada de mano
la vorágine desequilibrada,
pero lo explosivo es lo cotidiano
cuando la persona está enamorada.